Ascensión invernal vespertino-nocturna al Moncayo subiendo por el Cucharón y bajando por la vía normal.
Daniel, Eduardo, Anja, Zoilo, Teresa y Juanjo
Distancia: 8 km
Desnivel acumulado: 786 mt
Tiempo: 4h
Sábado 24 de febrero de 2018
Ya hacía tiempo que teníamos ganas de repetir la ascensión vespertina al Moncayo, para ver atardecer desde la cumbre y luego bajar poco a poco mientras se iba haciendo de noche...
Por fin se juntaron todos los hados y hemos podido realizarla. La experiencia ha sido magnífica por la ascensión, por el tiempo, por la panorámica, por el silencio, por las luces del atardecer y, sobre todo, por la compañía. Aunque echamos en falta a algunos que sabemos que les hacía mucha ilusión... para la siguiente será, porque la repetiremos...
Salimos de Zaragoza ...
a las 3 de la tarde y llegamos al santuario a las 17 horas. El último tramo, desde la fuente de la Teja, estaba nevado a trozos, pero se podía pasar perfectamente con neumáticos de nieve, pero... íbamos con el Toyota, y dónde no suba el Toyota...
Tuvimos que dejar el coche en el último aparcamiento del camino antes de llegar al Santuario, porque allí cierran la barrera cuando se va el último cliente, y no sirven cenas por la noche.
Salimos del santuario en dirección al Cucharón a las 17:30, ya con las crampones puestos porque la nieve estaba dura y eran más cómodos que las raquetas. La senda estaba bien pisada y subimos cómodos, la temperatura era de -2º, buena para caminar, y a medida que íbamos subiendo, la temperatura bajaba.
Llegamos en un santiamén al Cucharón, nos abrigamos un poco y tiramos rectos para acometer la pala final que nos depositaría en la antecima. La nieve estaba fenomenal, un poco dura, quizás, pero los crampones se agarraban muy bien y al ritmo de Daniel, vivo, vivo... algunos íbamos asfixiadillos, pero contentos de poder seguirlo aunque fuera con la lengua fuera.
Después de varios zigzagueos en la ladera llegamos a la cumbre a las 19:15 horas, con el sol ya escondido pero con el resplandor rojizo en el horizonte castellano. Espectáculo impresionante, a dos luces; el infinito encendido y empezando a brillar diminutos puntos en el valle que luego se transformaron en brillantes conjuntos en contraste con la oscuridad del valle: IM-PRE-SIO-NAN-TE.
El frío se notaba, aunque tuvimos la suerte de que el viento estuviera en calma, y aún así se nos quedaron congeladas las manos... unos -8º nos arropaban. La noche se nos vino encima y, después de tomar unos frutos secos, decidimos bajar por la vía normal que era la más segura.
Iluminamos nuestro camino de vuelta con los frontales y recorrimos la antecima tranquilamente hasta llegar a la flecha que nos indicaba la vía normal de descenso al Santuario. Allí ya era total oscuridad. Los frontales, muy necesarios, iluminaban las laderas por donde teníamos que bajar. La luna, en cuarto creciente, asomó en el firmamento para acompañarnos en nuestro descenso; de vez en cuando apagábamos los frontales y nos dejábamos guiar por nuestra compañera luna... todo el paisaje se transformaba en un tono sepia, como las fotos antiguas, dando un aspecto ancestral a nuestro entorno... muy bonito y emocionante.
Poco a poco, entre susurros, exclamaciones de asombro y emoción contenida nos presentamos de nuevo en la base del Cucharón...allí, ya más relajados nos tomamos unos frutos secos, unos guirlaches, unos chocolates antes de seguir por la senda del bosque.
Sin más dilación continuamos la marcha disfrutando de un buen paseo por el bosque, entre pinos y abetos cubiertos por la nieve helada, que nos acompañaron hasta el coche. Eran las 21:30, -4º.
Un gran abrazo emocionado y a pensar dónde nos podían dar unos buenos huevos fritos y una cerveza.
En la plaza de Vera de Moncayo, allí nos esperaban... Buena acogida en el bar, todo amabilidad y gentileza, y los huevos.. ¡Riquísimos!
Mapa del recorrido La subida la hicimos directamente por el Cucharón y la bajada, por la vía normal
Llano del Santuario Bian abrigados y listos para iniciar la ascensión: -2º
Senda por el bosque al Cucharón Las primeras lazadas de la senda se hacen por bosque, justo por encima del Santuario
Senda por el bosque al Cucharón La nieve estaba bien pisada y dura por las bajas temperaturas registradas esta semana
El valle del Ebro Últimos rayos de sol en el valle del Ebro que estaba con una ligera bruma vespertina que difuminaba el paisaje
Parque Natural el Moncayo
El Moncayo (2.315 m), el mítico “Monte Cano”, es el techo del Sistema Ibérico. Dominante sobre las estepas del Valle del Ebro y los páramos de Castilla, aragonés y castellano a un tiempo, este Parque Natural nos muestra dos caras muy diferenciadas.
La vertiente norte, más fría y húmeda, en la que pasear por sus caminos es asombrarse ante pisos de vegetación tan diversos como robledales, hayedos y pinares, hasta alcanzar las cumbres. Desde éstas contemplaremos una espectacular panorámica, que en días claros alcanza los Pirineos o los sistemas Ibérico y Central.
La cara sur “oculta”, es la menos conocida a pesar del encanto mediterráneo de sus muelas calcáreas, cuevas, peñas y barrancos. Su variada biodiversidad ha permitido que prospere una fauna igualmente rica, destacando el grupo de aves, con más de 100 especies observadas y catalogadas.
A su condición de gigante Ibérico hay que sumar un somontano drenado por los ríos Queiles y Huecha en la vertiente norte y eI Isuela en la cara sur, donde coexisten humedales y estepas, vegas y secanos, barrancos, mesas, cerros y terrazas, configurando un amplio muestrario de formas de relieve que avanza hacia el Ebro.
Fauna, flora, rocas, agua…, paisajes en definitiva, en los que el ser humano ha ido dejando su huella en perfecta armonía con el territorio, aprovechando todos los recursos: bosques y pastos
Agujas heladas La nieve helada agarrada a las agujas del pino le daban un aspecto polar, polar
Buena marcha Enganchamos la ascensión con muchas ganas, se notó el ritmo que nos impuso Daniel, el cabecilla
Zoilo Cameramen Buenas tomas ha filmado nuestro nuevo cameramen, "de raza le viene al galgo"
Circo de San Miguel o Cucharón Reunión para decidir por dónde subimos. Estaba muy claro: "To drecho"
Circo de San Miguel o Cucharón La tarde seguía serena y tranquila, aunque a medida que íbamos ascendiendo, la temperatura bajaba por la altura y por la falta de los rayos de sol que ya no calentaba
Circo de San Miguel o Cucharón La nieve seguía bien pisada y dura, no hacía falta raquetas, se iba muy bien con los crampones. El primero, el cabecilla, después, la manada
Circo de San Miguel o Cucharón El ritmo de ascensión era bueno y constante. Los crampones se agarraban bien apoyados por el piolet
Circo de San Miguel o Cucharón La pala del Cucharón se las trae, pero íbamos haciendo zetas para suavizar el subidón
¡Ahí está! Negociando las últimas rampas antes de llegar a la cima
Plana de la antecima Las últimas luces del día resplandecen tras el Cerro de San Juan
Brincando el lomo No nos queda nada, rebasar la arista cimera y ya estamos
Panorámica Vista de las palas por donde va la vía normal, que nosotros hicimos de bajada, y la planicie de la antecima. Al fondo, el Cerro de San Juan
Se apaga el candil ..."Candil, candal, cuanta las veinte, que las veinte están..." Se ha escondido el sol del valle, ya no lucen los rayos de sol: Atarcede
Siluetas "El atardecer es una estela infinita de ausencias que la noche dibuja en un cuadro infinito de ausencias y el día lo hace pedazos con su multitud de presencias... "(dixit)
Llegamos... Últimos pasos antes de la cima. Cada uno a su bolo, igualico que el ejército de Pancho Villa
Otro que ha caído... La banderola del pilar de la Virgen (que ya no la hay) es típica de esta cima, producida por el viento gélido e hipohuracanado que azota esta cumbre
Moncayo (2.314 mt) La tarde va cayendo, el sol se esconde, el viento en calma, el frío intenso (-8º): la alegría, inmensa
Límpido cielo En la claridad del cielo azul, todo es es transparante, limpio, terso y puro
El grupúsculo PLOC Anja, Eduardo, Teresa, Juanjo, Daniel y Zoilo
Atardecer en Castilla Por el horizonte sin fin los últimos rayos de sol hacen reverberar los campos, agostados y sedientos. El sol se aleja despacio, las sombras lo invaden todo. Castilla se queda muda. Tan sólo queda el silencio. (Francisco Blanco)
La banderola Se nos hace de noche, hace mucho frío, se nos congelan las manos... hay que jopar...
El último paga los huevos... Estos no esperan a nadie... Hemos acordado bajar por la vía normal que nos parece la más segura dadas las circunstancias, han encendido los candiles y ... ¡nos han dejado con la palabra en la boca!
Ancha es Castilla Es la tierra de Soria árida y fría. Por las colinas y las sierras calvas, verdes pradillos, cerros cenicientos, la primavera pasa dejando entre las hierbas olorosas sus diminutas margaritas blancas.
La tierra no revive, el campo sueña. Al empezar abril está nevada la espalda del Moncayo; el caminante lleva en su bufanda envueltos cuello y boca, y los pastores pasan cubiertos con sus luengas capas. (Antonio Machado)
Y la noche cae Encendemos los candiles, no se ve una m...
La cumbre Allá queda triste y sola la cumbre cimera del Moncayo. Seguimos recorriendo la planicie hasta encontrar el cruce-desvío de la ruta normal aragonesa
Supermojón Enseguida encontramos el mojón de piedra, junto a la cruz del desvío, que nos indica el inicio de la pala que hemos de tomar para seguir la vía normal hacia el Santuario
El Valle Oscuridad total en el valle. Destacan las luces de los pueblos del Valle del Ebro, el campo de Borja, Tarazona, el Aranda, Valdejalón... y más allá !!!
Los candiles ¡Qué bien van los frontales de noche! Aunque de vez en cuando los apagábamos para observar las estrellas y comprobar que la luna creciente alumbra en sepia el macizo del Moncayo.
El silencio El silencio en la noche, sobrecoge, ya todo está en calma. Solo el susurro de los pasos rasga la nieve. ¡Emocionante!
Despacito Nos tomamos con mucha calma la bajada, despacito, para poder disfrutar de cada paso, como queriendo que no se acabara nunca. ¡Una gozada!
El rumbo Con la luz de los candiles fuimos siguiendo las huellas que trazadas por los montañeros que habían ascendido por la vía normal, se veían perfectamente sus pisadas
Banderola pinácea Al pobre pino negro lo han enrrunao de nieve
Contrastes Laderas blancas iluminadas por la luna y los candiles. El oscuro valle con el resplandor de los pueblos
Calma chicha Después de bajar las laderas, y ya en el inicio de la senda del bosque, nos relajamos. Bebimos, comimos algo y ya más tranquilos iniciamos el tramo final
Por el bosque Ahora, en pleno invierno y a pesar del frío, también es buena época para pasear por los bosques, más solitarios que nunca y muchas veces cubiertos de nieve. De noche, conviene dejarse llevar por la intuición,y por la huella, a la hora de seguir un itinerario. Y para eso, Zoilo se las pinta de maravilla... ¡Ande vas!
El bosque silencioso Es una gozada caminar sin prisa, escuchando el sonido de las pisadas en la nieve y nuestros propios pensamientos: MINDFULNEAMOS o estuvimos en Babia?
Luciérnagas en la nocheHay pocas cosas más encantadoras, en todo el sentido de la palabra, que las luciérnagas en la noche. ¿Será así? Dicen que cada una tiene un patrón específico de luz, y los machos usan este patrón para avisar a las hembras de la misma especie que serían un buen partido para ellas. Cuando una hembra encuentra un partido prometedor, responde con su propio patrón de intermitencias. Un mundo sin luciérnagas sería, sin duda, un mundo más triste. ¿Qué buscarán éstos?
The End Llegamos de vuelta al coche sobre las 21:30 y -4º. ¡Fantástica tarde-noche en el Moncayo!
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¡Y además poeta!! Este polifacético Juanjo....
ResponderEliminarPerfecto relato ☺️ leyéndolo se nota hasta el frío y el sobrealiento del ritmo de Daniel
ResponderEliminarUn abrazo